Tratar con niños y niñas con TEA implica el uso de claves visuales. Recordemos que nuestros alumnos son buenos aprendices visuales y van a necesitar de ese canal para comprender lo que les rodea. Hoy vamos a tratar el uso más conocido de las claves visuales: las agendas para organizar el día, es decir, la estructuración temporal.

Lo primero y más importante es determinar el nivel de capacidad representacional en el que se encuentra el alumno, para ajustarnos a él y proporcionarle claves que pueda comprender. Es importante no mezclar objetivos, por ejemplo: imaginemos que un niño es capaz de ver fotografías pero no entiende los dibujos, en este caso utilizaremos fotografías para su agenda porque el objetivo que perseguimos con su uso es dotarle de una mayor comprensión de las actividades que se van a realizar. El paso de fotografía a dibujo se trabajará en otras actividades y sólo se traspasará a la agenda cuando sea algo verdaderamente comprensible para nuestro alumno.

Volviendo a la capacidad representacional, podemos establecer los siguientes cinco niveles:

• Objeto real
• Fotografías
• Dibujos
• Pictogramas
• Palabra escrita

A partir de ahí realizaremos las tarjetas que componen la agenda en un tamaño que sea fácilmente visible por el alumno (yo suelo utilizar el tamaño A5 de forma general), con un soporte resistente (es conveniente plastificar ya que van a tener un gran uso) y un sistema de sujeción (lo más sencillo es velcro por detrás aunque también pueden emplearse imanes si disponemos de un panel metálico donde colocar las tarjetas)

Las agendas se colocan en un lugar visible al que podamos remitir con facilidad al alumno. Cuando van dirigidas a un grupo, tendremos que asegurarnos de su correcta comprensión por parte de todos los integrantes.

La colocación puede ser horizontal o vertical, dependiendo de las características espaciales del lugar donde nos encontremos y de lo que resulte más claro para los alumnos. Personalmente me parecen más sencillas y cómodas las agendas verticales.

Las agendas pueden adaptarse a las diferentes necesidades de los alumnos, de manera que podemos realizar agendas semanales, diarias o de sesiones de trabajo. De igual manera las agendas pueden tener un lugar fijo (en el aula) o ser individuales con posibilidad de transportarse (como un pequeño álbum de fotos)

Una agenda semanal puede resultar útil para aquellos alumnos que tienen una escolarización combinada para poder determinar qué día tienen que ir a cada colegio. También para planificar semanalmente las actividades extraescolares o eventos especiales que se vayan a realizar.

Una agenda diaria es fundamental en el aula para marcar los tiempos de trabajo y de descanso y el tipo de actividades a realizar. No sólo es necesaria en el aula sino que se convierte de una gran ayuda en el hogar para que las familias puedan planificar las actividades a realizar fuera del horario escolar, disminuyendo la ansiedad ante la incertidumbre de lo no saber lo que va a ocurrir.

En una sesión de trabajo podemos emplear una agenda que marque las diferentes actividades que se realizarán dentro de ella, dándonos incluso la posibilidad de que el alumno pueda elegir qué tareas prefiere realizar.

Estos son sólo algunos ejemplos y posibilidades de uso de las agendas que, al tratarse de materiales elaborados para personas concretas, pueden adaptarse a sus necesidades de múltiples formas siempre respetando el objetivo final: proporcionar al alumno un método de anticipación de lo que va a suceder de forma clara y visual.

Saludos y hasta dentro de unos días.